sábado, 15 de noviembre de 2008

Ups


Con las piernas enrredadas en las sábanas, la luz del sol intentando filtrarse por la persiana y el reloj dando las 13hs, ví de reojo, desparramado en mi cama a un desconocido. Mi cama, mi idea. Hacía tiempo que no me entregaba a la irresponsabilidad, me internaba en un bar y me llevaba a un John Doe al dormitorio, eso sí, jamás me había tocado un bello durmiente.
Busqué a tientas mi ropa, me vestí y practicamente huí hacia la cocina. Me preparé un sandwich y me senté, tratando de recordar qué había hecho la noche anterior. "Un candombe en la cabeza que no es para bailar", la resaca era casi inaguantable. Fui al living a abrir las ventanas, la casa estaba en penumbras. Con la luz del sol iluminando el cuarto, ví un florero en el piso, unacamisa, un zapato mío, otro que no era mío y un par de botellas de cerveza desparramadas en la mesa ratona. "Qué quilombito...", pensé y me puse a recoger las cosas. En eso escucho un ruido y corro a la habitación. Más perdido que yo, el jóven se encontraba sentado en el piso, frotandose la cabeza, con una expresión de dolor y desconcierto.
- ¡Qué pelotudo!- Se hablaba a sí mismo.
- Hola...- Dije haciendome notar. Me miró confundido.
- ¿Quién sos?, ¿Qué hacés en mi casa?- Respondió con un tono algo grosero.
- No, no, no, disculpame querido, pero ésta es MÍ casa.- Le dije enojada. Él echó un vistazo alrededor y cuando se convenció me repondió:
- Mmm... sí, con razón me faltó cama, yo duermo del otro lado, y no es tan alta.- Los dos reímos al unísono, hasta que volvió el silencio y con él la incomodidad.
- Creo que mejor me voy...- Dijo de repente.
- Si, ya te alcanzo tu camisa y el zapato que te falta, estan en el living.
- Se ve que vinimos con apuro...
- Así parece.- Volvimos a reír.
Se vistió en lo que me tomó ofrecerle algo de beber, agradeció pero no aceptó nada, estaba ya con un pie fuera de la casa cuando, avergonzada le pregunté su nombre.
- Gabriel...- Respondió sonriendo.
- Agustina, un gusto.- Nos estrechamos las manos y lo vi marcharse a paso ligero.
No sé que había sido más raro, que él se quedara a dormir a pata tendida en la cama de una completa extraña, o que estrechemos manos y nos presentemos después de haber tenido sexo.
No tuve mucho tiempo para meditarlo, el teléfono comenzó a sonar histérico, con ese nuevo ringtong que parecía ruido de cacerolas.
- ¡Hola!- Dije casi gritando.
- ¡Hola!- Me contestó también gritando, una voz conocida del otro lado.
- ¿¡Hola!?- Repetí extrañada.
- Soy yo boluda, ¿qué te pasa?- Respondió mi hermano.
- ¿Y para qué carajo me llamas en privado?
- ¡Qué se yo!, che, te paso a buscar a las siete y media ¿ok?
- ¿Eh?, ¿Para?
- Te dije que se casa la Aniston y que te invitó... ya te compré la tarjeta...- Dijo algo molesto.
- ¡No me digas que es hoy!, ¡Fuck!, ¡Me re olvidé!
- Oh la reputísima...
- No te pongas loco, lo soluciono en un segundo, pasame a buscar, yo me arreglo...
- Bue... ¡pero siete y media!, No ocho menos cuarto, mirá que no te espero.
- Si, si, si...- Y corté.
Al segundo siguiente estaba revolviendo el placard en busca de algo medianamente digno que ponerme. Encontré un vestido blanco de verano, con una hermosa mancha de vino tinto que invocó el hermoso recuerdo de un coctel y un turista brasilero, hermoso también. Encontré también un disfraz de Halloween de bruja y por un momento lo pensé, hasta que apareció ese vestido negro con escote atrevido que había usado incontables veces, pero en ámbitos muy diferentes y que siempre pero siempre me quedaba divino. Sandalias plateadas que combinaban con el strass del vestido y todo lo que restaba era la ducha y el maquillaje.
A las siete y cuarto estaba cambiada, tirada en el sofá haciendo zapping. Siempre puntual, siete y media empezaron los bocinazos. Salí casi corriendo, volví para cerrar con llave, corrí al auto, volví por la cartera olvidada, cerré con llave y por último caminé al auto por miedo a romper un taco o tropezar y romperme la nariz.
- Lo que ahorraste de tiempo cambiandote antes, lo acabas de perder...- Dijo mi hermano riendo.
- Callate, no hagas comentarios.
- Ese vestido, ¿no lo usaste un par de veces ya?- Le dirijí una mirada amenazadora y no volvió a hablar en todo el camino. El tráfico era increíble pero a las ocho en punto estabamos frente ala Iglesia de San Cayetano, junto a la novia a punto de entrar. La saludamos con la mano, y ella, tan sonrriente, tan amable y tan Jennifer Aniston como siempre, nos devolvió el gesto.
- Si fuese hermana de Jennifer Aniston no se le parecería tanto.- Le dije a mi hermano susurrando.
- Si, tenés razón.
Empezaron a tocar la marcha nupcial, nos acomodamos lo más rápido posible en un par de sillas que habían quedado libres en el fondo.
- Hay media facultal de psicología acá adentro.- Dijo mi hermano. No le preste atención porque estaba viendo entrar a la novia. Fue entonces cuando se me ocurrió mirar al frente.
Ahí estaba, de pie, sudando, con una sonrisa de oreja a oreja mirando embelesado en su traje negro a la novia, el descarado que se había acostado conmigo la noche anterior.
- ¡Qué hijo de puta!- Dije en voz alta, un par de caras se dieron vuelta algo molestas y mi hermano me miró con cara de Hannibal Lecter.
Empecé a jugar con el cierre de la cartera y no le quite los ojos de encima, la boda transcurrió bastante rápido y cuando llegó el momento de "si alguien se opone, que hable ahora o calle para siempre", se libró una batalla campal en mi mente. Si él hubiese tenido novia, ponele, y yo me enteraba eventualmente ningún problema, ¡pero este tipo tuvo el tupé de acostarse conmigo la noche anterior al día en que le juraría amor eterno a otra mujer, eso no podía quedarse así.
Me puse de pié bruscamente, el cura me miró con pena, comencé a caminar con paso decidido por el pasillo, mi hermano trató en bano detenerme, la Aniston me miró indignada y él desorientado cuando salieron de mi boca las palabras "yo y meopongo", todo junto. Doscientos pares de ojos se posaron en mí, la madrina se desmayó, el cura se agarraba la cabeza, la Aniston le calzó una cachetada al novio y después otra. Él, con cara de perro asustado, me miró y me preguntó:
- ¿Quién sos?
- Ah bueno... ¡Caradura!, ¡Hacete el vivo!, Ahora resulta que no sabés quién soy y anoche dormiste conmigo.- Le dije gritando con cara de loca y apuntándolo con el dedo índice.
- ¿Yo?- Gritó abriendo bien grandes los ojos y ella le calzó otra cachetada.
- No, yo...- Se escuchó una voz que surgía de entre la gente. Entonces, mientras mi mundo se derrumbaba, se ponía de pie alguien idéntico al novio, un poco más desalineado y totalmente relajado. La iglesia hizo eco de un suspiro y le siguieron murmullos provenientes de todos los rincones. Yo, avergonzada como nunca, pero con lo que me quedaba de dignidad y en afán de hacer justicia, lo miré con violencia al segundo y le pregunté firmemente:
- ¿Cómo te llamas?
- Gabriel... vos Agustina, me caí de tu cama...
Se me hizo un nudo en el estómago, lo miré al otro que ahora segurmente me despreciaba, la miré a la Aniston que le acariciaba la mejilla al novio, dí media vuelta y empecé a caminar. Para cuando llegué a la puerta de la iglesia estaba corriendo. Mi hermano salió atrás mío y empezó con el sermón de "me avergUenza conocerte, ¿cómo vas a hacer algo así?, blah, blah, blah...".
- ¡No me rompas las pelotas!- Le dije.
- Pelotuda de mierda.- Me contestó y volvió a la iglesia.
Al rato empezó a salir gente y esperaban a los recién casados con arroz. Me escondí detrás de un arbusto a lamentarme de mi patética existencia. Hablaba sola:
- Mi hermano tiene razón, soy una pelotuda de mierda, no tengo perdón de Dios...
- Eso siempre y cuando creas en la existencia de Dios.- Dijo alguien acercándose.
- ¿Perdón?, De ahora en más voy a ser conocida como "la loca", que no solo interrumpe casorios y comete estupideces a diestra y siniestra, sino que además no tiene idea de con quién carajo se revuelca.
- Se entiende, soy irresistible...- Dijo sonriendo- Lo pasado pisado querida, tu intención fue buena.
- Tu hermano me debe odiar...
- Nah... bue, un poco a lo mejor. Asi que, ¿tu plan ahora es...?
- Seguir acá, hasta mimetizarme con este arbustito.
- Mmmhhh... yo pensaba encontrarte en la fiesta y raptarte a mitad de la noche para una segunda función.
- Que raro... ni siquiera me pediste mi teléfono... si no fuese por esta horrenda casualidad no me hubieses vuelto a ver.
- Nena... me diste tu número, es obvio que no te acordás si tenías un pedo increíble anoche.
- Si, es cierto...- En eso se acerca la feliz pareja con cara de portarretrato y, sin querer, exterioricé mis pensamientos.
- Me quiero tirar abajo de un camión.
- Gracias, tuviste un lindo gesto, lástima por la confusión. De todas formas ganamos una muy buena anécdota para contar.- Dijo la Aniston sonriendo mientras el ahora marido asentía enérgicamente.
Antes de que pudiera atinar a agregar alguna otra irracionalidad, un aluvión de gente bien vestida los arrastró entre abrazos y felicitaciones.
- Entonces... ¿nos vemos esta noche?- Me dijo una vez estuvimos solos.
- Nos vemos.

viernes, 14 de noviembre de 2008

IS GOD's WILL

(Post con buenas intenciones, sin ánimos de ofender a fervientes creyentes algo intolerantes. Amén)

Tuuuuu, tuuuuu, tuuuu, click.
- ¿Hola?
- Hola... ¿Di.. Dios?
- Si, ¿quién va a ser, Maddona?
- Ahh.. ¡Hola Dios!, no lo puedo creer, que querés que te diga...
- Yo no puedo creer que me hayas despertado de la siesta, ¿quién sos?, ¿qué querés?
- Pero son las 6 de la tarde...
- ¡¿Qué querés?!
- Perdón...
- Ta todo bien flaco, ya fue...
- Tu número me lo dió un amigo, el toto...
- ¡Ah, el toto! ¡Qué personaje ese toto!
- Si... ehh... me dijo que podía hablar con vos porque...
- Entrale con confianza, me llaman todos los días.
- Me quiero matar.
- Ya te dije que está todo bien...
- No, me quiero matar, pero no quiero ir al infierno, ¿entendés?
- Ahhhhhhh... Ufff... Si, entiendo.
- ¿Y?
- Bue, cielo no queda más.
- ¿Cómo?, ¿Y entonces?
- Bue, tengo unos PH divinos en Pseudocielo, un lujito.
- Ajá, y... ¿qué clima hay por esos lados?
- Templado. Segunda semana de otoño mayormente.
- Buenísimo... me gusta eh, me gusta.
- Lo único que por ahí te tenés que bancar a los pibes que se fuman unos cannabis de más, vuelan alto y por ahí te llegan al patio, los de Seguridad están re podridos, si es uno o un par ningún drama, pero si te aparece un carioca, agarrate.
- Uh che, mirá que quiero vivir tranqui yo, ¿no tenés más nada?
- Con pretenciones vinimos... a ver... ¿Subsuelo 3?
- ¿Pero eso no es infierno?
- Si, pero no sabés lo bien que se la pasa en esos lados, nos comemos unos asaditos con Luci, son para morirse... si se pudiera no...
- Mira que yo mucho calor no banco... ¿Luci?
- Lucifer, maestro total, un amigo de verdad. Mirá, en general es onda tercer o cuarta semana de Noviembre, por ahí se caen los sistemas y tenés unos días primer, segunda semana de Diciembre, verano verano digamos, pero re bien igual, rara vez pasa... Y bue, probá, si pega te quedás...
- Mmm.. no sé che.
- Bue loco, más no puedo hacer.
- Pero sos Dios, ¿no queda nada nada de cielo?
- No... superpoblado, hay más gente que en el infierno... Con la diferencia de que arriba viven en mansiones onda Laguna Beach y abajo parecen containers amontonados como la gente en Mar del Plata temporada alta.
- Jodeme.
- No, es la posta. ¿Quedamos así entonces?
- Dale... Nos vemos che, ¿seguro que no influye el hecho de que me mato?
- Nonono, esos son cuentos viejos, no tiene nada que ver, acá también hay que lucrar ¿viste?...
- ¿Y cómo pago che?
- En cualquier pago fácil, después te llamo y te paso el número de cuenta. Suerte che, un placer.
- Bue... igualmente, nos vemos supongo...
- No hasta Enero, me voy a la Polinesia. Have a nice death.
click.